Santa Catalina de Alejandría
Fue una virgen y mártir cristiana del siglo IV. Está incluida en el grupo de los Santos Auxiliadores y es conocida también como la “Gran Mártir” o Santa Catalina de la Rueda. Más de 1100 años después de su martirio, Juna de Arco la identificó como una de los Santos que se le aparecieron y aconsejaron. Su fiesta se celebra el 25 de Noviembre.
Catalina nació en el año 287 en el seno de una familia noble de Alejandría, en Egipto. Era hija de Constus, el gobernador de Alejandría y desde muy joven se dedicó a estudiar.
Una visión de la Virgen María y el niño Jesús la convenció de convertirse al cristianismo, cuando tenía aproximadamente 14 años. Consagró su vida a Cristo y desde entonces se consideró, a sí misma, su prometida.
Cuando comenzaron las persecuciones bajo el emperador Majencio, ella fue a él y lo reprendió por su crueldad. El emperador convocó a 50 de los mejores filósofos y oradores paganos para disputar con ella, con la esperanza de que refutaran sus argumentos, pero Catalina ganó el debate.
Luego del debate los sabios quedaron convertidos al cristianismo, lo que provocó la ira del emperador e hizo ejecutarlos en la hoguera. Ellos tenían miedo de morir sin ser bautizados, por lo que Catalina los bautizó. Majencio mandó torturarla terriblemente y luego encerrarla.
Durante el encierro, los ángeles curaron sus heridas con un ungüento y fue alimentada diariamente por una paloma del cielo. Cristo también la visitó, animándola a luchar con valentía y prometiéndole la corona de la gloria eterna.
Allí fue visitada también por la propia emperatriz y un oficial. Éste terminó por convertirse, junto con otras doscientas personas que la visitaron. Posteriormente fueron todos martirizados.
Doce días después, cuando se abrió el calabozo, una luz brillante y un perfume fragante lo llenaron y Catalina salió radiante.
El emperador, al no lograr que se rindiera ni con la tortura, trató de ganarla proponiéndole matrimonio y ella se negó alegando que Cristo es su único esposo y que le había consagrado su virginidad.
El emperador ordenó entonces que la mataran utilizando para ello una rueda con púas. Salió ilesa ya que la rueda se hizo añicos al tocar su cuerpo.
La emperatriz trató de interceder a favor de Catalina, pero esto enfadó al emperador y mandó matar a Catalina cortándole la cabeza. Ella misma, llena de fortaleza, ordenó que comenzara la ejecución. De su cuello no salió sangre, sino que salió un líquido blanco parecido a la leche.
Tenía aproximadamente 18 años.
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